POR LA GRANDEZA DE TU CAMISETA

No hay mal que dure cien años, ni Boys que lo resista. Empujados por su gente, motivados por vestir tan sagrada camiseta y decididos a salir de la crisis, Sport Boys se acordó de las noches gloriosas que iluminan su historia y derrotó 2 a 1 al Alianza Lima, rompiendo una racha negativa de cuatros partidos sin ganar y dejando en claro que bajar no está en los planes de nadie.

El cambio de actitud fue determinante para conseguir el resultado. Se vio un equipo unido, sacrificado, donde cada uno exprimió su camiseta y dejó el alma en cada pelota. Fue una lucha constante entre el rival y sus propios miedos y limitaciones, pero al final la jerarquía de algunos y la “conchudez” de otros, hizo de éste partido, el partido soñado.

Albarracín desapareció a Montaño

Y es que los rosados salieron con otra motivación, respetando al rival, pero convencidos que cuando se quiere y se tienen las ganas de jugar, los resultados se dan. Esta vez, el técnico no arriesgó. Se la jugó por un solo delantero y cinco volantes. El esquema diseñado para anular a Montaño funcionó, el “Potón” tuvo a Albarracín como su sombra y por eso el colombiano se nubló.

De eso aprovechó los que saben con la pelota. Entre Guevara y Mariño se generó el fútbol, se buscaban los espacios, hasta que la oportunidad se dio. Seminario se disfrazó de “diez” le colocó un pase milimétrico a Mariño y éste con una calidad indudable, dominó el esférico y sacó un latigazo vulnerando la valla de Forsyth. El primer gol con la rosada de Mariño, quién agradeció al cielo y entre el estruendo del festejo, se prometió así mismo cambiar el rumbo de su destino.

Por fin demostró la calidad que tiene

La sorpresa en los blanquiazules fue notoria, pero es ahí donde creció la figura de “Nacho” Drago. El arquero campeón con la rosada, injustamente sentado en fechas pasadas, demostró que tiene que ser el titular, venga quién venga. El buen porteño sacó de todo. En una espectacular atajada evitó el empate y en todo el partido estuvo acorde con las circunstancias.

El aliento de la gente fue fundamental. El colorido de las tribunas, los cánticos incesantes, la pasión que significa ver jugar al Boys, se apoderó en los once que estaban en el campo y ellos no defraudaron.

Hinchada rosada deliró en las tribunas

Con el correr del partido, el mismo trajín exigía jugadores que se maten por su camiseta y prueba de ello fue Paulo Albarracín. El joven volante luchó cada pelota como si fuera la última y para ponerle brilló a su actuación marcó uno de los mejores goles del campeonato.

Este chalaco neto y rosado de corazón, recibió el balón desde su cancha, avanzó treinta metros, le hizo una “huacha” a Gonzáles y metió un bombazo al ángulo superior derecho inatajable para cualquier arquero. ¡¡Golazo Carajo!! Explotó el Miguel Grau y renació la esperanza de ver a este equipo peleando cosas importantes, porque jugadores hay, calidad humana hay, lo que falta es creer en sí mismos y tener esa misma actitud siempre.

Unidos todo es posible

En los minutos finales, se cuidó el resultado, se defendió a muerte la ventaja y ni el descuento de Ovelar iba a arruinar la fiesta en el Callao. Por fin ganó Boys y lo hizo con garra, con coraje, con corazón, como le gusta a la gente, dejando la vida en la cancha.

La próxima semana visitaremos Ayacucho para enfrentar al siempre difícil Inti Gas. Si se sigue con esta actitud y se reafirma el compromiso para salir de la crisis, creemos que se puede lograr un resultado positivo. Dependerá de los jugadores alargar esta alegría en el Primer Puerto. VAMOS BOYS CARAJO.

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