A veces,
cuando ya no tienes armas para pelear, acudes a lo único que jamás te abandona,
pero si está tan maltratado, dolido y abrumado por tantos golpes es muy difícil
que resista. Boys puso lo que tenía que
poner, corazón, pero no alcanzó y sucumbió ante un equipo superior, en plantel,
infraestructura y manejo dirigencial.
No se puede
reprochar nada a este grupo de guerreros, que fecha a fecha, salen a pelear sin
armas. Jugadores que no tienen las comodidades mínimas que exige el fútbol. Para
llegar al estadio santo, los jugadores llegaron por su cuenta, directo de sus
domicilios, sin saber si habían almorzado o no. Algunos no tenían medios de transporte
y tuvieron que pedir “una jalada” con otros compañeros y así llegar. Es decir, parecíamos
un equipo de barrio que se junta horas antes para ir a jugar.
Se soportó hasta donde se pudo. Los goles cayeron por sí solos
Hablar de
lo mismo ya cansa. El administrador temporal no se hace una, el poco apoyo que
reciben los muchachos es por los hinchas, que a través de la ONG canalizan su
ayuda, pero no es suficiente. Y cuando lo institucional esta mal, lo deportivo
también. Por ello, el penúltimo puesto que actualmente tenemos, es el fiel
reflejo de lo que somos.
Es bien difícil
comentar de fútbol cuando hay estos problemas y más difícil aun buscar a los
responsables. Aunque cada quién debe asumir su responsabilidad en función al
cargo que tienen y por lo visto el sábado, el entrenador rosado se equivocó en
las variantes y en el esquema táctico, al poner jugadores que no son para esos
puestos.
Técnico porteño se equivocó en los cambios y en las indicaciones
La ilusión
por conseguir un buen resultado se desmoronó conforme avanzaron los minutos, en
vista que el equipo se quedó sin aire y sin piernas para soportar el último
tramo del partido. Con todo eso en contra, solo era cuestión de minutos para
que se rompa el cántaro. Y así se dio. Los goles llegaron por si solos, por más
que Orejuela descontó de penal, a dos minutos del final, pero un ex nos vacunó
y desechó cualquier ilusión.
Así terminamos
nosotros, con el corazón roto, dolido por tantos maltratos que recibe nuestra querida
institución. A mitad de semana - miércoles
7:30 PM – enfrentaremos al José Gálvez en el Grau del Callao, donde se espera
sumar de a tres.
Somos grandes por nuestra hinchada. Demostremos esa grandeza jugando de local
El hincha
tiene que darse cuenta de la importancia que es su presencia en estos partidos.
Cada fecha que se juega de local es un espectáculo triste, con las tribunas
vacías, con los mismos mil hinchas que sí alientan, pero que no penetra en el
alma de los jugadores. Si queremos empezar a sumar, tenemos que comprometernos
todos. Siquiera es la única manera de ayudar, para alargar el sufrimiento o
morir en el intento.
No esperemos
estar en el fondo para querer salir. Los clubes son grandes por sus hinchas,
hagamos de esa grandeza una realidad. VAMOS BOYS CARAJO.
Texto: Robert I.
Imágenes: Cortesía La Onda SBA Loreto
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