Ver las
lágrimas del “Chino” Huamán, el rostro desencajado de Jorge Espejo, el llanto descontrolado
y de frustración del “Flaco” Orejuela, el corazón destrozado de los miles de hinchas
rosados, es el significado que el equipo más querido del primer puerto peruano
ya descendió. Triste, lamentable, doloroso. Ningún adjetivo podrá expresar el
sentir de los chalacos que vieron, por segunda vez en esta década, al equipo de
sus amores perder nuevamente la categoría.
El
catastrófico resultado en manos de un equipo casi muerto, acabó con toda
esperanza de luchar por quedarse en Primera. Los números son crueles y
condenaron al Boys a jugar el próximo año en una categoría indigna para su
historia, pero tal vez merecida por las personas que lo administraron. Lástima
por una institución que jamás mereció tener a las personas que tuvo, lástima
por un club que fue humillado por jugadores que no merecieron lucir su
insignia, lástima por un pueblo que otra vez se quedó sin fútbol profesional.
Orejuela y la impotencia de no poder hacer nada. Se desgarró por la rosada
Pero los
hombres que a pesar de todo siempre dieron la cara, a ellos, el mayor de los
reconocimientos. Jugadores que dejaron la vida en cada partido, que lucharon
contra la indiferencia, que cargaron en su hombro la historia porteña y
salieron a defenderla como tal. A ellos el agradecimiento eterno. Porque solo
los hombres de verdad derraman lágrimas de impotencia, porque sienten la
vergüenza de haberle fallado a los hinchas y sobre todo a ellos mismos.
Escuchar a
Jorge Huamán y verlo quebrarse ante cámaras, mueve a cualquiera. Ver a Carlos
Orejuela seguir luchando a pesar de estar desgarrado, conmueve. Dos jugadores
que demostraron, a lo largo del año, que sienten la rosada, que la vergüenza
les afecta. Qué diferencia con otros que jamás les importó el sentir de la
gente, ni mucho menos el respeto a la camiseta y al club.
Solo los valientes ponen la cara en los momentos difíciles
Estamos
donde estamos porque lo merecemos. Se dejó administrar el club a una
improvisada, se permitió que un jugador se haga dueño del club, se tocó fondo y
nadie salió para rescatarlo. Cuando todo estaba casi consumado recién se dieron
los cambios, pero muy tarde, lo que mal empieza, mal termina, y lamentablemente
para nosotros ese dicho se cumplió.
Y quién
tiene que dar la cara la dio. Jorge Espejo, técnico rosado, salió al frente a
poner el rostro y asumir la responsabilidad, aunque sabemos que culpa de él no
es. “El responsable soy yo y nadie más. Esto fue una película de terror, no
salió nada, nos pasaron por encima, no tuvimos una buena tarde. Fuimos
demasiado ingenuos, no tuvimos actitud, no tuvimos nada. No se jugó parece, no
salimos a la cancha. Me voy dolido por la hinchada que gritó hasta el final y
se fueron llorando, todo lo que empieza mal termina mal y esto terminó muy
mal”, expresó con el corazón destrozado.
Lágrimas de hombre. Jorge Huamán se quebró por su rosada. Levanta la mirada "Chino", tú eres un grande
Luego fue
el turno del corajudo Huamán. Al “Chino” nadie le puede discutir la entrega que
puso en el campo, en cada partido y por eso fue el que más sufrió con esta
derrota y la pérdida de la categoría. “Yo creo que ya estamos en segunda
división, aparte merecemos estar en segunda
después de este partido. Hoy hicimos nuestro peor partido del año, nos
morimos de miedo con un equipo que es de lo peor de los últimos 10 años y nos
pasó por encima y nos goleó. Siento vergüenza, me molesta, perdonen……” y se
retiró con los ojos llenos de lágrimas, mostrando así la grandeza que tiene y
el sentir no solo de él, sino de todos los que amamos esta sagrada camiseta.
Se cierra
un capitulo nefasto en nuestra rica historia. Otra vez los indeseables nos
mandaron a segunda y de seguro a ellos ni les duele, es más muchos piensan en reciclarse
y volver a postular. Es hora que nosotros tomemos acciones inmediatas. Si
queremos volver, tenemos que reestructurar todo, en lo institucional, en lo
deportivo, en lo económico. Hay que expectorar toda la escoria que aun pupula
en el club, empezar a trabajar con los jóvenes, no permitir que las lacras que
nos dejaron así quieran regresar y sobre todo, sanear la institución.
La pasión no termina. En primera o segunda siempre junto a ti
Solo así,
trabajando todos juntos, con honestidad, responsabilidad y mucho compromiso,
volveremos a Primera. Mientras tanto, se le pide a los hinchas hacerse socios,
a los socios estar al día, ya que solo nosotros podremos decidir que es lo que
le conviene a nuestra institución.
Si quiere
llorar, lloré, pero recuerde que la grandeza del Boys no se mide por una
categoría, sino por el lugar que ocupa en el corazón de su gente. VAMOS BOYS
CARAJO.
Texto: Robert I.
Imágenes: Martini
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